A partir de los 6 meses, los pediatras recomiendan abandonar la lactancia materna exclusiva y comenzar a introducir los primeros sólidos en la dieta del bebé. Decirlo es fácil, pero hacerlo ya es otro cantar. Hay muchas teorías sobre cómo iniciar la alimentación complementaria, y una de ellas es el Baby Led Weaning, que propone que sean los niños los que libremente vayan descubriendo los alimentos sin pasar por la fase de purés y triturados.
Este método, que aunque no tiene una traducción literal al español se ha denominado de distintas formas como “alimentación autorregulada” y “alimentación complementaria a demanda”, fue ideado por la nutricionista Gill Rapley, que plasma sus ideas en el libro Helping your baby to love good food (El niño ya come solo, en español). En EEUU son ya muchas las familias que se han apuntado al Baby Led Weaning, y en Europa va cobrando fuerza, especialmente entre los partidarios de la crianza natural.
Si quieres que tu hijo aprenda a comer con el método Baby Led Weaning, simplemente debes ofrecerle la comida en pequeños trozos, y dejar que sea él mismo el que explore, el que se la lleve a la boca y vaya probando nuevas texturas y sabores. No te preocupes de que se ponga todo hecho un asco (aunque, eso sí, protege las alfombras y demás muebles de alrededor… la comida puede salir disparada en cualquier momento), lo importante es que el niño aprenderá a comer, según los defensores de este método, de una manera mucho más natural y sin pasar por la fase de papillas.
El Baby Led Weaning aporta otros beneficios: fomenta la confianza y la seguridad en el bebé, ayuda a desarrollar habilidades de coordinación y evita actitudes melindrosas ante las comidas.
¿De verdad no es necesaria la fase de papillas?
Según Gill Rapley, esta era una solución que se empleaba cuando se hacía el destete con 3-4 meses. A esa edad, los bebés aún no son capaces de masticar nuevos alimentos por lo que se hacen necesarios los triturados. Sin embargo, las directrices actuales de la Organización Mundial de la Salud son ofrecer lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses, y a partir de este momento comenzar con la introducción de nuevos alimentos. A esta edad los niños ya pueden comer trozos y masticar.
¿Hay que vigilar las cantidades de comida que se ofrecen?
Puesto que, en una situación ideal, los niños continúan tomando el pecho, no es necesario preocuparse de los alimentos que toman y de sus cantidades, ya que la leche materna ofrece todo el aporte nutricional necesario.
Lo que sí es importante es ofrecer los alimentos de uno en uno, de esta forma se puede ver si hay reacciones alérgicas. Otras recomendaciones son, al comenzar, hacer las verduras al vapor para que los trozos estén más blanditos, y empezar por alimentos fáciles de agarrar con las manos.
Según los partidarios del Baby Led Weaning, las posibilidades de atragantarse son las mismas que con otro tipo de métodos, pues en ellos también se ofrece comida al bebé en trozos – simplemente aquí nos saltamos la fase de los purés-. Lo que hay que hacer es seguir unas mínimas pautas de seguridad y, sobre todo, tener mucha paciencia. Lo bueno es que, como el bebé come lo que le apetece sin ser forzado a probar nada y controla lo que se lleva a la boca, aprenderá también a comer de forma segura.
Sin embargo, y como en todo, no hay recetas ni fórmulas mágicas. Algunas madres intentan que su bebé aprenda a comer con este método y al final optan por otra forma, o recurren a los purés: cada niño es un mundo, y no hay que obsesionarse con seguir un método u otro. Además, muchos pediatras recuerdan que es necesario controlar mínimamente lo que come el bebé: ofrecerle alimentos con los que se pueda atragantar, como frutos secos, o no llevar un seguimiento de las comidas que puedan provocarles alergias o problemas digestivos sería una imprudencia.