Nuestro niño se acerca a los 2 años y ha llegado el momento de quitar el chupete.
A casi todos los padres les pilla por sorpresa la noticia.
¿Yaaaa? Pero si es muy pequeñito aún– me dicen muchos padres.
Parece que todos están mentalizados a retirar el pañal cuando cumplen los 2 años, incluso algún atrevido empieza antes, pero sin embargo, a la hora de abandonar el chupete, nos cuesta mucho más. Quizá porque es el último vestigio de bebé y una vez abandonado, ya no volverá a ser el mismo. Ya será un niño MAYOR.
Así que lo primero que tenemos que preguntarnos es… ¿Quién está más enganchado al chupete, el niño o los papás que se lo ponen ante cualquier amago de llanto, rabieta, sueño o disconfort?
No cabe ninguna duda que el chupete tiene grandes beneficios:
El uso del chupete disminuye el tan temible síndrome de muerte súbita del lactante, debido a la succión continua durante la noche.
Pero a pesar de todo ello, no se puede utilizar para siempre, y en ningún caso, prolongarlo más allá de los 2 años.
Y bien, ¿Qué podemos hacer?
Os propongo un par de ideas. Cabe decir que los niños se mueven por experiencias. De nada sirve que le expliquemos a nuestro hijo que una vez retirado el chupete no lo va a volver a ver más porque ni siquiera él sabrá la avalancha de emociones y sentimientos que tendrá cuando compruebe por él mismo que no se lo das: Rabia, enfado, frustración.
Así que tendremos que mostrarle de forma muy visual que una vez le digamos adiós al chupete, este no volverá.
PLAN A: Ve a comprar una caja bonita con tu hijo y haz que introduzca todos sus chupetes dentro. No te quedes con ninguno, así no tendrás tentaciones. Una vez los hayáis guardado, id a casa de una vecina, una amiga o un primo que tenga un bebé pequeñito. Entre los dos le regalaréis la caja llena de chupetes al bebé. Celebradlo como un gran acontecimiento:
“¡Qué bien que Carlitos ya es mayor y le ha dado todos sus chupetes a Pepito! ¡ Muy bien cariño!”.
En ese momento él estará encantado de haber sido el protagonista y de haberse llevado todos los halagos. Pero luego vendrá la noche y…. os pedirá el chupete, no tengáis ninguna duda. En ese momento debéis RECORDADLE la cajita de sus chupetes, como se los entregó a Pepito, que contentos estuvimos todos y lo mayor que es él. Recordar lo sucedido le ayudará a entender lo que está pasando, le ayudará a asumirlo. Eso no quita que quizá llore y tenga una de sus rabietas.
Tranquila, respira profundo y no claudiques.
Pase lo que pase no le des el chupete. Mantén la calma. No le grites, no te enfades. PONTE EN SU LUGAR ( me encanta esta frase). Sustituye el chupete por algún otro ritual nocturno: un cuento inventado por mamá, un peluche, una canción (con baile si hace falta). Serán 2-3 días malos, si siempre mantienes la misma actitud lo conseguiréis.
PLAN B (Mi favorito): El día señalado en el calendario iréis a comprar un globo de helio, ya sabéis, de los que se escapan volando si soltamos la cuerda. Id a la playa, a la montaña, al parque o salid al jardín de casa. Ata todos los chupetes en la cuerdecita y cuando estéis todos juntos haremos una cuenta atrás: 10, 9, 8, 7… Ponedle tanto entusiasmo como si estuviese despegando el Apolo 11 y por supuesto decid: ¡adiós, adiós, adiós!
De nuevo cuando se le pase la emoción y pida su chupete, recordadle la escena, la fiesta que hicistéis y que ya no podrán volver los chupetes del cielo.
Si alguno de vosotros tiene otros truquillos, estaré encantada de escucharlos y engrosar, con vuestro permiso, mi lista de consejos cuando las mamás me preguntan por este tema. ¡Anímate y dile adiós al chupete!